martes, 27 de octubre de 2009

VIENTOS DE CAMBIO EN AMÉRICA LATINA



Por: Emilio Martínez*

 
Los resultados de la primera vuelta electoral en Uruguay no hacen sino confirmar que el péndulo político latinoamericano está virando hacia el centroderecha, después de varios años de predominio neopopulista.
Aunque los titulares engañosos de algunas agencias internacionales despisten a los lectores afirmando que “Mujica ganó pero sin mayoría absoluta”, lo cierto es que los comicios del pasado domingo fueron un rotundo fracaso para el gobernante Frente Amplio y, aún más, para la corriente radical que lo hegemoniza desde las elecciones internas de junio pasado, proveniente de la matriz de la antigua organización terrorista Tupamaros.
Lo cierto es que la votación alcanzada por la coalición de izquierda es inferior a la suma de sufragios obtenidos por los partidos de oposición: 47,46% para el Frente Amplio contra un 47,63% opositor, desglosado en un 28,53% para el Partido Nacional, 16,66% para el Partido Colorado y 2,44% para el Partido Independiente.
Por lo tanto, las perspectivas no son muy halagadoras para la izquierda en el ballotage que ha de realizarse el próximo 29 de noviembre, donde lo más probable es la unión de todo el arco opositor contra el radicalismo pro-chavista de José Mujica, que espanta aún a los moderados de la coalición de gobierno.
Agreguemos que la composición del Parlamento, ya definida en la primera vuelta, deja al Frente Amplio en minoría en la Cámara de Diputados y establece un empate en el Senado.
En cuanto a los dos plebiscitos que la izquierda impulsó de forma simultánea a las elecciones, ambos fracasaron, tanto el que intentaba anular la ley de amnistía a los militares que lucharon contra los tupamaros como el que habilitaba el voto desde el exterior.
Habrá que sumar el resultado uruguayo a los tropiezos dados por el Foro de Sao Paulo en Panamá, donde el torrijismo fue derrotado por el liberal Martinelli; a la interrupción del golpe gradual de Zelaya en Honduras por la acción conjunta del Congreso, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Electoral y las Fuerzas Armadas; al fracaso del kirchnerismo en las elecciones parlamentarias argentinas y a la pulverización del PRD de López Obrador en los comicios regionales mexicanos.
Sumemos a esto la reacción de unidad suscitada en la oposición nicaragüense por el intento de golpe constitucional del sandinismo, un escenario donde podría llegar a repetirse la experiencia hondureña.
Pensemos también en los posibles resultados de otros procesos electorales en marcha: Chile, donde el candidato opositor Piñera concentra un 40% de las preferencias de voto frente a escuálidos 20% de cada postulante oficialista, ninguno de los cuales podría vencerlo en una eventual segunda vuelta, según datos de las encuestas; y Brasil, donde el centrista José Serra se perfila como un cómodo ganador que podría desalojar al PT de Lula del poder.
Tengamos en cuenta, por último, la elección de un nuevo secretario general de la OEA que debe darse en mayo del 2.010, donde Insulza difícilmente podrá concretar su reelección en el contexto descrito.
Esta nueva ola continental tendrá a fines de noviembre un punto de inflexión importante, cuando coincidan las elecciones de Chile, la segunda vuelta uruguaya y los comicios hondureños. Apenas pocos días antes de las elecciones bolivianas del 6 de diciembre, que tal vez lleguen a replicar algo de ese influjo transformador.
Hay vientos de cambio en América Latina y el populismo pasó de moda. ¿Evo Morales también?
 
 
* Escritor y periodista uruguayo-boliviano. Autor del libro “Ciudadano X: la historia secreta del evismo”.