domingo, 8 de noviembre de 2009

Entrevista al candidato a Senador Germán Antelo





NUEVA CRÓNICA

La necesidad de un proyecto contrahegemónico





“Estoy convencido de que el MAS no es el primer partido del nuevo sistema político sino el último partido del viejo sistema, porque reproduce de manera ampliada y agravada los vicios anteriores. El MAS es la fase terminal de agotamiento del viejo sistema”.
 
 
-         Ud. apareció primero como candidato a la Presidencia por el MNR y ahora es candidato a Senador por Convergencia Nacional - PPB. ¿Cómo explica este cambio? ¿Qué pasó con el MNR? Guillermo Bedregal dijo que Ud. podría ser el Víctor Paz del siglo XXI...
 
-         Cuando el MNR me propuso la postulación a la presidencia fui claro al decir que esa candidatura debía ser parte de un frente en el que pudiéramos sumar a todas las fuerzas que buscaban una alternativa al modelo totalitario del MAS. Finalmente, la aglutinación opositora se logró en torno al binomio Manfred-Leopoldo y Convergencia Nacional se convirtió en ese frente amplio que la gente estaba pidiendo. Habría sido irresponsable mantener una candidatura que pudiera generar división en el voto opositor. Había que deponer expectativas personales para alcanzar un bien mayor. Muchos dirigentes del MNR nos acompañaron en ese paso y hoy son candidatos en las listas de Convergencia Nacional. Por supuesto, con el nacionalismo revolucionario nos ligan ciertas coincidencias ideológicas profundas. El nacionalismo revolucionario histórico hablaba de alianza de clases y eso es parte de lo que necesitamos reconstruir en Bolivia: pensar a la nación como una alianza de clases, regiones y culturas. Es necesario un proyecto de país que una a los bolivianos en una visión de complementariedad, en vez de dividirlos y confrontarlos.
 
-         Estos cambios -que han ocurrido en casi todos los frentes- ponen en evidencia la crisis del sistema político boliviano. Nada asegura la pervivencia de Convergencia Nacional - PPB después de diciembre. Es probable que los senadores y diputados decidan actuar independientemente y algunos preferirán irse con el MAS, como ya ocurrió con prominentes parlamentarios de PODEMOS. ¿Cuál será su conducta? ¿Tiene Ud. una propuesta para resolver esta crisis de la representación política?
 
-         La renovación del sistema de partidos implica el desafío de trabajar en la construcción de instrumentos políticos de largo plazo y eso se logra en torno a una alternativa ideológica y programática. Estoy convencido de que el MAS no es el primer partido del nuevo sistema político sino el último partido del viejo sistema, porque reproduce de manera ampliada y agravada los vicios anteriores: prebendalismo, caudillismo y corrupción. El MAS es la fase terminal de agotamiento del viejo sistema. Por lo tanto, el desarrollo de un instrumento político alternativo es fundamental para la reconstrucción de la democracia. La alianza creada en torno a Convergencia puede ser el primer paso en ese proceso. Entre nuestros candidatos tenemos a muchas personas que han demostrado su compromiso con la lucha no violenta por la democracia, intelectuales como Fernando Untoja o Centa Reck, que le darán una nueva tónica al Senado. Hay material humano para comenzar la construcción de ese nuevo instrumento político.
 
-         Santa Cruz parece haber perdido la cohesión de su dirigencia cívica, política y empresarial. Hasta la UJC se pasó al MAS. Y en las elecciones de abril, puede que esas diferencias se ahonden. ¿Cuál es su propuesta política para Santa Cruz? ¿Cuál es el destino de las elites cruceñas, que fueron un bastión de resistencia al proyecto del MAS?
 
-         El MAS parece haber hecho de la compra de conciencias su principal estrategia electoral en Santa Cruz, quizás para tratar de mostrar una imagen de crecimiento cuando las encuestas indican todo lo contrario. Los sondeos recientes muestran que el oficialismo no tiene más de un 23% en el departamento de Santa Cruz, mientras que Convergencia Nacional alcanza entre el 55 y 57% de la intención de voto. Con ese caudal, tenemos una clara oportunidad para convertirnos en la representación política de las multitudes que convergieron en el Cabildo del Millón y en la votación de dos referendos sobre la autonomía. Con esa fuerza democrática vamos a retomar y consolidar el proceso autonómico, en una proyección que debe hacerse a través de instrumentos políticos. Hablamos de un proyecto interclasista y no elitario, con amplia participación de la clase media y de sectores populares.
 
-         Esta elección no es programática, sino de posicionamientos tácticos. Sin embargo, se requiere al menos un programa político – electoral para orientar el voto ciudadano. ¿Cuál es su propuesta programática, en este sentido restringido del término? La consigna “todos contra el MAS” parece ser insuficiente...
 
-         La votación del 6 de diciembre no es una elección cualquiera, sino un momento decisivo para definir el rumbo del país. Un momento en el que tendremos que elegir entre un modelo hegemonista con una fuerte tentación totalitaria y una alternativa democrática y progresista. Nosotros planteamos una economía solidaria, donde las empresas sean incentivadas a asumir responsabilidad social y donde el Estado apoye activamente a los pequeños emprendendores para su inclusión en el mercado. Proponemos la democratización de la economía, como una tercera vía entre el neoliberalismo de años anteriores y el capitalismo de Estado que quiere imponer el MAS. En el fondo, esos dos polos se parecen mucho: el neoliberalismo planteaba una economía concentrada en pocas manos, relacionadas con grupos económicos trasnacionales. El capitalismo de Estado del MAS también concentra el poder económico en pocas manos, pertenecientes a una nueva clase burocrática surgida del partido de gobierno. La tercera vía pasa por desconcentrar el poder económico, distribuirlo en muchas manos. Para eso tenemos un programa de generación masiva de microempresas, dotando de subsidios a las familias más pobres del país, para que puedan crear sus propios emprendimientos productivos. Esta democratización de la economía necesita de un marco político, que es la reconstrucción de la República , del Estado de Derecho. En definitiva, se trata de sustituir el hegemonismo del actual gobierno por un proyecto contrahegemónico, que busque la distribución y desconcentración del poder político y económico.
 
-         ¿Qué cree que suceda con las autonomías departamentales por las que Ud. luchó? ¿Está de acuerdo con el proyecto de Ley de Autonomías del ministro Romero? ¿Cuál es su contrapropuesta? ¿Avanzamos hacia un sistema federal?
 
-         A pesar de todos los obstáculos puestos por el gobierno central, la autonomía triunfó como idea a nivel nacional. Ahora tenemos que convertir esa idea en una realidad institucional. Todos conocemos los tropiezos que sufrió el proceso constituyente, a raíz de la decisión del oficialismo de no respetar el principio de los 2/3, y recordamos las trágicas consecuencias que tuvo esa decisión en La Calancha. Fruto de ese desvío tenemos una nueva Constitución que no cuenta con todo el consenso necesario para convertirse en el pacto de unidad de los bolivianos. La Constitución sólo incorporó el 30% de las competencias departamentales determinadas en el Estatuto Autonómico que los cruceños aprobaron masivamente. Por eso planteamos una nueva agenda autonómica, con un proyecto de ley de reforma constitucional. Se trata de modificar aspectos puntuales de la Constitución referidos al régimen autonómico, para ampliar las competencias departamentales. Habrá que construir consensos en la Asamblea Legislativa para impulsar esa reforma parcial, sin descartar la vía de la Iniciativa Ciudadana. Ese es el cambio de fondo, pero mientras tanto habrá que trabajar en un proyecto alternativo de Ley Marco de Autonomía, porque el proyecto oficialista recorta aún más las competencias departamentales. Son muy reveladoras las contradicciones entre el ministro Carlos Romero, que habla de recursos para la implementación de las autonomías, y el ministro de hacienda Luis Arce, que niega que haya ni un centavo presupuestado para eso. Es que el nuevo discurso autonomista asumido por el gobierno está vacío de contenido, es una conversión sin fe. Pero a pesar de ese reciclaje del centralismo, en la medida en que los 9 departamentos se sumen al modelo autonómico llegaremos tarde o temprano a un sistema federativo, la República Federal de Bolivia.